ASTILLAS DEL PENSAMIENTO (1)
Por: Ángel Marino Ramírez V.
Los seres humanos, a veces
tenemos la manía de auto hundirnos, auto- flagelarnos o auto-compadecernos.
Pareciera que nuestra imaginación real es de imágenes oscuras, colas
incesantes, escasez de productos, inseguridad personal, contaminación
ambiental, programas superficiales de tv, deudas, politiquería, etc., en cierto
modo, coexistimos en una especie de sociedad ergástula, vestida de blanco y
negro, prohibida de los colores de la vida y por ende de los colores que brinda
la sabiduría y la experiencia; que son los colores que da, por ejemplo, un
libro.
Traigo esto a colación,
por el grato recuerdo que me quedó después de mirar el cortometraje: “Los fantásticos libros voladores del Sr.
Morris Lessmore”. En esta película, se
hace un retrato de la sociedad actual y nos muestra que ir de la mano de un libro
puede enseñarnos a vivir. No en balde,
el filósofo francés Michel de Montaigne decía: “Los libros son el mejor viático
que he encontrado para este humano viaje”. En efecto, hay una gran mayoría de
personas que no quieren tomar el viático libresco, porque sencillamente no saben de lo que se
están perdiendo, y la película arriba nombrada pretende, en mi opinión, abrir
duchas de reflexión en torno al tema de la lectura y el amor por los libros.
Antes de entrar en
materia, debo confesar que vivo rodeado de libros en mi pequeña oficina
hogareña y que la lectura es una de mis pasiones preferidas. Ahora, imagínense
que estoy mirando uno de mis libros y que de pronto le empiezan a saltar las
letras y un vendaval me lleva junto con ellas a caminos desconocidos. En ese
momento, puedo pensar que la vida se ha acabado, que Dios nos ha castigado y
que la profecía de los Mayas se ha cumplido. También podría pensar que las
cosas suceden por algo y que generalmente traen nuevas y mejores oportunidades.
Prefiero esta última, de lo contrario estaría auto-hundiéndome y traicionando a
los mismos libros que me han obsequiado espontaneas salidas a improntas
situaciones.
Por otro lado quiero decirte,
que la lectura de un libro realmente te hace volar. No es una mentira que los
libros vuelan. Estoy seguro que la inteligencia vuela, que los sueños vuelan y
que la esperanza vuela. Entonces, ¿No es esto parte del contenido de los
libros? Diría cualquier matemático: 2 +
2 = 4. Lo que está de anteojitos no
necesita lentes. En vista de ello, te aconsejo no leer un libro obligado, deja
que él te busque, que te haga volar, el
tiempo y el momento de leerlo debe producirte placer, de lo contrario abandónalo
de inmediato.
Para concluir, pienso que
un ser humano que lee ya deja buena impresión en los demás y es probable que tenga más éxito en el
manejo de sus vicisitudes, no se auto-compadece, no se deja envolver por las
nubes oscuras de nuestro tiempo, se expresa con respuestas mejor argumentadas y
vive del lado del arcoíris. Claro está,
lleva bajo el brazo el mejor viático, ese viático contenedor de
sabiduría y conocimiento, ese viatico facilitador de sensaciones, ese viático
que canta y baila, ese viatico mágico llamado: libro.
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